jueves, 26 de mayo de 2016

"Bonsái" (Alejandro Zambra)

<< Condenado a la seriedad y a la impostura, Julio, el silencioso protagonista de este libro, acaba convenciéndose de que es mejor encerrarse en su cuarto a observar el crecimiento de un bonsái que vagar por los incómodos caminos de la literatura. Es ésta, como dice el narrador, «una historia liviana que se pone pesada», un relato elíptico y vertiginoso marcado por la inquietante desaparición de una mujer. >>




¿Les ha pasado que, literalmente, se devoran un libro? Eso es lo que me pasó con Bonsái, la novela corta (o relato largo, según cómo se vea) del escritor chileno Alejandro Zambra que leí hace hace dos fines de semana en menos de una hora. En este caso, fue mi "madrastra" (lo pongo entre comillas porque no me gustan las connotaciones negativas que le dieron los hermanos Grimm y Disney a esa palabra) quien me recomendó este libro, al igual que otra novela chilena de la que hablaré en otro momento en la sección de Recomendaciones.


"Jorge Luis Borges aconsejaba
escribir como si se estuviera redactando
el resumen de una obra ya escrita."

Alejandro Zambra siguió esta simple afirmación para escribir lo que denominó una "novela-bonsai", mientras en el primer párrafo nos provoca una cierta sensación de déjà vu que relacionamos con la famosa obra de Gabriel García Márquez, Crónica de una muerte anunciada: nos advierte que la mujer a la que "decide llamar" Emilia muere (y lo suelta con la delicadeza de un elefante bailando vals), y poco a poco se nos revela que ella y Julio inician una relación en la un elemento fundamental son las lecturas que empiezan juntos, y que usan como "preliminares":

"(...)Es muy agradable, es bello leer y comentar lo leído un poco antes de enredar las piernas. Es como hacer gimnasia."



(Tengo que decir que no me queda muy claro 
cómo puede ayudar el leer a Nietzche)


Por si se lo están preguntando sí, hay un bonsái, que Julio hace crecer desde cero tras leer varios manuales, pero, como no pienso destripar todo lo que le lleva a plantar ese arbolito, van a tener que leer el libro.

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